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Salvador Dalí: una vida surrealista

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Salvador Dalí se ha convertido en un icono, eso es innegable. Este artista español (Figueres, 1904 – Púbol, 1989) nació en una familia burguesa entristecida por la muerte de su anterior hijo, llamado Salvador. Y a los padres no se les ocurrió otra cosa mejor que ponerle el mismo nombre al nuevo niño. Como es normal, esto marcó mucho al artista posteriormente, quien llegó a tener una crisis de personalidad, al creer que él era la copia de su hermano muerto. Premio a los padres del año, sin duda. Cuando nuestro artista tenía cinco años, sus padres lo llevaron a visitar la tumba de su hermano y le dijeron que él era su reencarnación. En serio… ¿por qué nadie les quitó el carnet de padres a estos señores?

«A los tres años quería ser cocinero. A los cinco quería ser Napoleón. Mi ambición no ha hecho más que crecer y ahora es la de llegar a ser Salvador Dalí y nada más. Por otra parte, esto es muy difícil, ya que, a medida que me acerco a Salvador Dalí, él se aleja de mí» Salvador Dalí

-Infancia y adolescencia

A los 12 años, un Dalí preadolescente descubrió la pintura contemporánea y quedó fascinado. Con 14 participó en sus primeras exposiciones, recibió un premio de la Universidad y consiguió editar con unos amigos una revista mensual dedicada al arte. Yo también me hubiera crecido, no sé vosotros. Sin embargo su suerte dio un vuelco cuando Salvador cumple 16 años: su madre muere de cáncer de útero, y la hermana de ésta se casa con su padre poco después de enterrarla. Dramón de telenovela. Salvador Dalí y su pequeña hermana no aceptaron esta nueva situación, y seguramente ahí empezó a romperse la ‘idílica’ relación familiar.

«[la muerte de ella fue] el golpe más fuerte que he recibido en mi vida. La adoraba. No podía resignarme a la pérdida del ser con quien contaba para hacer invisibles las inevitables manchas de mi alma…» Salvador Dalí.

A los 18 años se marchó a Madrid para comenzar sus estudios de Bellas Artes y allí empezó a llamar la atención por su carácter excéntrico: larga melena con patillas, gabardina, medias y polainas al estilo de los artistas victorianos. Un sex symbol, vamos. Empezó a tantear el cubismo y el dadaísmo, influencia que lo marcó de por vida. En la residencia también trabó una apasionada relación con el joven Lorca, pero Dalí terminó rechazando los amorosos reclamos del poeta. La historia de su temporada universitaria acaba con la expulsión antes de sus exámenes finales, cuando no se le ocurre otra cosa que ponerse a gritar que allí no había ningún profesor que estuviera a la altura de corregir sus obras.

Salvador Dalí - Sueño causado por el vuelo de una abeja

Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada segundos antes de despertar

Así que se fue a visitar París, con la suerte de que allí conoció a Pablo Picasso. En aquella época, Dalí se dejó crecer su típico mostacho que imitaba al de Velázquez, y que se convertiría en uno de sus distintivos personales el resto de su vida.

– Llegando a la segunda Guerra Mundial

Desde 1929, Dalí estuvo en contacto con el director de cine Buñuel, con Picasso, Joan Miró…  y conoció a su musa y futura esposa, Gala. Ella era una inmigrante rusa que tenía 11 años más que él. Se introdujo de lleno en el surrealismo, creando el método paranoico-crítico el cual, según se decía, ayudaba a acceder al subconsciente.

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“Mercado de esclavos con busto invisible de Voltaire”

En cuanto a su vida personal… bueno, la relación con su padre estaba casi rota. Su progenitor condenaba que Salvador estuviera enamorado de Gala, consideraba que los artistas con los que se relacionaba eran unos degenerados… cosas típicas. La tensión fue en aumento hasta que se produjo un enfrentamiento donde llegaron a las manos: Dalí había publicado en prensa un dibujo de un Sagrado Corazón donde se leía: «En ocasiones, escupo en el retrato de mi madre para entretenerme». Ultrajado, su padre lo desheredó, lo echó violentamente de casa y le prohibió volver a pisar el pueblo. Salvador Dalí describió cómo en el curso de este episodio le presentó a su padre un preservativo usado conteniendo su propio esperma, con las palabras: «Toma. ¡Ya no te debo nada!». Hale, para que luego digan. Acto seguido se casó con Gala por lo civil.

En 1931, con 27 años, Dalí pintó uno de sus cuadros más famosos: La persistencia de la memoria

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La persistencia de la memoria: Cada uno de los relojes marca una hora diferente, insinuando la relatividad del concepto ‘tiempo’. Hay una roca sobre la que descansa uno de ellos que, además, parece tener cara. Es un autorretrato del propio Dalí, sobre una roca real de Creus. El aspecto blando hace que parezca que se funde, recuerda la propia mortalidad. Sobre otro reloj hay una mosca que recuerda a la muerte y a la frase ‘El tiempo vuela’… ¿sabéis que Dalí se ponía azúcar de dátiles para atraerlas, y pintaba con el zumbido de las moscas dentro de su boca? En cuanto a las hormigas… Dalí descubrió horrorizado de niño que su murciélago estaba siendo devorado por un grupo de hormigas. Están pintadas como si las viéramos desde arriba, y nos recuerdan a la putrefacción y de nuevo a la muerte.

Pero hay otra cosa que hizo Dalí, y eso fue no mojarse. Aunque la mayor parte del surrealismo se había adscrito a ideas políticas de izquierda, Dalí mantenía una posición ambigua en cuanto a activismo político. Los líderes del movimiento surrealista lo acusaron de defender lo irracional del fenómeno hitleriano, acusación que él intentó desmentir. Dalí insistía en que el surrealismo podía existir en un contexto apolítico, y se negó a denunciar públicamente el régimen fascista alemán. Éste y otros factores le hicieron perder su prestigio entre los artistas, y tras una especie de juicio surrealista fue expulsado del movimiento. A esto, Dalí respondió con su célebre réplica, «Yo soy el surrealismo». Y se marchó más chulo que un ocho a Nueva York. 

Allí se refugió de la II Guerra Mundial que había estallado en Europa y lo arrasaba todo, Dalí volvió al catolicismo y se dedicó a escribir y realizar ilustraciones para diferentes libros. Además, se sometió a un exorcismo y abandonó un poco el arte para centrarse en diseñar objetos comerciales con los que ganar más dinerillo.  ¿Sabéis que pensaba hacer una película con Walt Disney? Este dato es poco conocido, y finalmente no se llevó a cabo por la falta de financiación. Aquí tenéis una idea de cómo iba a ser, rescatada por el sobrino de Walt en 1999.

El corto cuenta la historia de Chronos, la personificación del tiempo, al que le era imposible sentir amor por un mortal por mucho que lo deseara. El argumento de la película fue descrito por Dalí como «una mágica visión sobre el problema de la vida en el laberinto del tiempo».

– Volviendo a España

Con la dictadura de Franco Dalí decidió volver a España… lo que a los artistas y pensadores no les hizo ninguna gracia y volvió a ser blanco de críticas por fascista y oportunista. Estamos ya en el final de su carrera. Dalí volvió al arte en esta época, desarrollando nuevos procesos y medios experimentales. Se interesó por la ciencia y las matemáticas, por crear  temas en sus pinturas y por hacer retratos en cuernos de rinoceronte (Un poco loco sí estaba, sí… además de que con estas extravagancias no hizo ningún bien a una de las especies animales más dañados por la caza furtiva).

 [Según el artista, el cuerno de rinoceronte significaba la geometría divina, y aquí lo vemos hablando de estos seres en la película Medianoche en París, de Woody Allen]

Durante la posguerra abundan en sus obras las ilusiones ópticas, así como el imaginario de la ciencia y la religión. Se obsesionó un poco por las bombas nucleares y sintetizó la iconografía cristiana con la era nuclear creando imágenes en descomposición relacionadas con la física nuclear, como en Crucifixión o El Torero Alucinógeno.

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Torero alucinógeno” En este cuadro Dalí esta representado como el niño en el desierto. Otra imagen de España es el toro que está muriendo. Gala está mirando todo que está pasando en el cuadro. También, hay un perro cerca de un lago que es la sangre del toro. El toreador está arriba y es parte de la Venus de Milo.

Experimentó con el teatro, los anuncios televisivos, diseños de logotipos para empresas (¡el de Chupa Chups es suyo!), campañas publicitarias… ay, poderoso caballero es Don Dinero.

 Afectado por el Párkinson a causa de un cóctel de fármacos que dañó su sistema nervioso, Dalí fue perdiendo el control de sus manos. Y con la muerte de su esposa perdió las ganas de vivir. Parece ser que intentó suicidarse un par de veces, pero siempre lo salvaban unos u otros. Finalmente murió a causa de una parada cardiorrespiratoria en Figueras, con 84 años, oyendo su disco favorito.

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Bueno… como último apunte… Se ha denunciado que Dalí fue obligado por algunos de sus «cuidadores» a firmar lienzos en blanco que serían vendidos tras su muerte como originales, tras ser pintados por imitadores. Estos rumores más que fundados hicieron que el mercado del arte se mostrase escéptico con las obras atribuidas a Dalí durante su última época. No se puede uno fiar de nadie…