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Dino Valls

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¡Hola chicos y chicas!
Hace más de un mes que publiqué la última entrada y probablemente estéis pensando que estoy desaparecida en combate. Como podéis ver estoy teniendo serios problemas para actualizar el blog, y me siento fatal por ello.  ¡Lo cierto es que además del trabajo, las clases y el proyecto de fin de máster (que tengo que entregar este mes) no estoy teniendo tiempo ni de vivir!

De todos modos me da mucha lástima ver Las Mil Historias del Arte tan silencioso… así que voy a hacer un post cortito sobre un artista contemporáneo español que acabo de descubrir. Y creo que seguiré haciendo estas entradas sencillitas para llenar el tiempo hasta que pueda volver a actualizar como es debido y como a me gusta. ¡Que lo disfrutéis!

Dino Valls: el pintor de los horrores

Dies Irae - Dino Valls

Cuando descubrí el trabajo del pintor Dino Valls me quedé entre maravillada e inquieta. Y es que este artista zaragozano ilustra miedos humanos, fundados o ilógicos, la angustia, el mal rollo por excelencia. Mezclando símbolos médicos y religiosos hace un arte muy particular y perturbador.

Mi pintura sirve para aportar oscuridad, inquietud, tormento. Lo que hago como artista es ahondar en la parte más oscura y más desconocida del ser humano.
Mi pintura vendría a ser una manera de manchar lo blanco”. Dino Valls

Nervus - Dino Valls

Experimentos médicos, erotismo, fórmulas magistrales, recuerdos innombrables, iconografía religiosa… Además de dominar una brutal técnica que hoy en día se echa mucho de menos. Sus figuras son frágiles, las miradas frías y turbias, sentimientos perturbadores que pueblan sus retablos. O te fascina o lo rechazas, te inquieta o te hiere.

Dino Valls (Zaragoza, 1959) se licenció en Medicina en 1982, pero pronto abandonó su carrera por la de pintor. Vive en Madrid, es un artista muy cotizado, trabaja al menos ocho horas diarias ante el lienzo, como un monje aislado. De los más de 200 cuadros que ha realizado en un cuarto de siglo, sólo conserva tres en casa. En sus lienzos, domina el cuerpo femenino, pero también el dolor, la patología física y mental, y una atmósfera que igual recuerda a Rembrandt, a Paul Delvaux o René Magritte.

Flos - Dino Valls

  «Mi pintura tiene un contenido inquietante, no placentero, de desasosiego. No me interesa el arte que atrae o repele, sino que mezcla ambas cosas: mi pintura es un espejo que refleja nuestro inconsciente, nuestra fragilidad. El contenido de nuestro inconsciente tiene una carga de angustia vital, pero no debemos olvidar que mi obra también es una elaboración intelectual de los conflictos que padecemos (identidad, dolor, angustia, ira, soledad, etc.), por eso no me considero surrealista.»
(Podéis leer la entrevista completa aquí)

Limbus - Dino Valls

Dino Valls no utiliza modelos reales, sino que pinta personajes andróginos salidos de su imaginación y totalmente idealizados que nos miran de una forma inquietante. Las figuras de sus cuadros suelen estar inmóviles y miran a los ojos al espectador como culpabilizándolo de lo que les pasa. Y como en un test de Rorsarch proyecta a través de simbolismos poco claros los conflictos de nuestro subconsciente. No son pinturas placenteras, desde luego, sino llenas de conflicto, frialdad y sufrimiento. En el trabajo de Dino Valls encontramos el equilibrio entre la atracción y la inquietud, el eros y tánatos, sensualidad y muerte.

En sus trabajos encontramos ecos del gótico, de la época renacentista, del barroco e incluso del surrealismo…

Retablo gravido - Dino Valls

 

Espero que os haya impactado este artista tanto como a mí. Os dejo una galería de imágenes impresionantes de este artista español que se ha ganado un hueco en mi corazón.

El bosque maldito: el enigma de Bomarzo

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El mundo del Arte está lleno de misterios, lenguajes secretos y símbolos indescifrables. Preparad las mochilas porque hoy vamos a viajar a un destino no demasiado conocido de uno de los países con más historia de Europa: Italia. Pero no vamos a ver las maravillas romanas, sino que nos vamos a perder en un bosque repleto de enigmas: el Bosque Sagrado de Bomarzo.

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A unos 70 km de Roma, en Viterbo, se encuentra el Parque de los Monstruos o Bosque Sagrado, donde estas fascinantes esculturas cubiertas de vegetación por siglos mezclan el arte y lo inquietante. Y es que, si estas estatuas supieran hablar, nos contarían cuentos tristes que quizá no nos gustaría demasiado oír. Por aquel entonces Viterbo estaba repleto de residencias estivales de gentes de alta alcurnia, que acudían allí a meditar y alejarse de la bulliciosa Roma.

La historia de este inigualable jardín del terror comienza en el siglo XVI con el jorobado Pier Francesco Orsini, mercenario, duque y mecenas del Renacimiento, se retiró del oficio de la guerra para vivir con su amada esposa, la bella y noble Giulia Farnese, al ducado de Bomarzo.  Cansado de las cruentas batallas contra los españoles, en una Europa repleta de miseria y crueldad, se alejó de la religión cansado de que Dios no respondiera sus plegarias, y se rodeó de artistas, poetas, pensadores, ocultistas… pero ante todo, quería disfrutar de su vida al lado de Giulia, a la que amaba apasionadamente. Y es que a él la vida le había negado toda belleza haciéndolo deforme, pero no cabía en sí de alegría al ver que una mujer lo amaba a pesar de todo eso. Sin embargo ella murió muy joven, dejando a Pier Francesco Orsini sumergido en una terrible angustia y un vacío interior que jamás lograría curar.

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Así pues, encargó al escultor y arquitecto Pirro Ligorio (quien sustituyó a Miguel Ángel en la construcción de la basílica de San Pedro del Vaticano) que hiciera lo impensable: que construyera un lugar alejado de la armonía, la alegría y la belleza que debían predominar en toda obra renacentista para reflejar el dolor de su corazón y poder dedicarle este jardín al alma de su esposa. Y es que quienes han estudiado la disposición de las esculturas y edificios que podemos encontrar en el parque señalan que éste escenifica el itinerario simbólico de ‘El sueño de Porfirio’, donde se narra el viaje del angustiado protagonista para revivir su amor con Polia, prematuramente muerta.

Sin embargo, algo es seguro: el jardín de los monstruos muestra la soledad de quien lo hizo. Pier Francesco Orsini dedicó su vida a rodearse de la belleza que el destino no le había querido otorgar y, repudiado por su familia, se escondió en su palacio de Bomarzo limitando su contacto con el resto de gente, dedicándose a pasear entre las estatuas recordando el tiempo en el que fue feliz.

 Durante casi treinta años escultores y arquitectos siguieron las directrices del noble para que el microuniverso que su patrón quería representar fuera tomando forma: como si fuera un zoológico compuesto por seres mitológicos que vivirán entre árboles y arroyos. En él también encontramos una especie de templo renacentista que se edificó con planta octogonal porque el ocho significa la resurrección. Encontramos entre la hiedra un pequeño teatro romano… lo cierto es que este jardín ha acabado siendo una joya en sí mismo porque no hay ninguno igual ni remotamente parecido en todo el mundo. Y es un lugar que impresiona al comprender que todo tiene su significado: un significado de magia, de vida eterna, de elementos ocultos y cábalas de alquimistas.

«Entras por la boca del monstruo hasta una sala circular y comprendes que estás ingresando en las entrañas de Bomarzo, es decir,
en el vientre de la tierra, el lugar donde el polvo y el agua se condensan, y donde la muerte se convierte en morada definitiva»
Pedro Jesús Fernández

BOMARZO DORMIDO

El Parque de los Monstruos permaneció olvidado y abandonado más de 300 años, desde la muerte de Orsini hasta que fue re-descubierto en la primera mitad del siglo XX, pues pocos lugareños se atrevían a entrar. Los monumentos habían quedado ocultos por la vegetación, en un estado tan ruinoso que requirió una severa restauración realizada en 1954. Este estado ruinoso acentuó todavía más el carácter misterioso y triste del lugar. Cabe destacar que la jardinería original, que tenía un importante papel y presumiblemente incluía un laberinto de seto, se ha perdido.

La gran obra de este Jardín Sagrado sirvió de inspiración e influencia a grandes genios como Salvador Dalí que se inspiró en el jardín para uno de sus cuadros: “La tentación de San Antonio”. Cuenta la leyenda que André Breton le espetó a Dalí: “Aquí está todo tu universo cuatrocientos años antes de que se te ocurriera”. O el escritor Manuel Mujica, que tras haber visitado Bomarzo escribió una novela intentando describir (o descubrir) lo que atormentaba tanto a Pier Francesco Orsini.

¿Qué podemos encontrar en este parque?

Para que no se haga demasiado largo, voy a dejar algunas de las cosas impensables que se pueden descubrir en este particular jardín del terror.

– Las Esfinges: dos esfinges vigilan la entrada al jardín. Uno de los rostros de estas mujeres-león podría ser el retrato de Giulia. Las esfinges son portadoras de enigmas. Desde la entrada habrá que estar atentos a sus advertencias. En sus pedestales se puede leer en italiano: ‘tú que aquí entras con la idea de verlo todo de parte a parte, dime luego si tantas maravillas se han hecho por engaño o bien por Arte’.

– El templo: El arquitecto Vignola hizo de este pequeño templo un modelo de perfección mediante el Número de Oro y la Divina Proporción. Una calavera y dos tibias cruzadas recuerdan a la entrada que la amada espera a su señor más allá de la puerta, entremezclando el amor y la muerte. La planta tiene 8 lados, símbolo de resurrección.

– Estatuas gigantescas: El mito del combate de gigantes o titanes hace referencia a los orígenes del planeta. Es, además, el primer objeto de estudio de todo alquimista. Aquí, en Bomarzo, un brutal gigante de más de 4 metros de altura descuartiza a otro partiéndolo por la mitad. Sucesivamente aparecen Hercules despedazando a Caco, reflejando la dualidad entre el bien y el mal, Cancerbero (el perro del dios Hades con tres cabezas), la Tortuga  coronada con un hada sobre un obelisco, Fuente de Pegaso,  Néptuno o Plutón, Dragón que compite con un perro/lobo/león, o el Elefante de Aníbal, aplastando con su trompa a un legionario romano. También podemos encontrar a Ceres, la  Mujer durmiente, la Furia Alada, Echidna y los dos leones…

– La casa Inclinada: construida  en 1555 con tanta pendiente que es casi imposible llegar al otro lado de las salas. Desde dentro el efecto que produce es extraño, como si fuese imposible alcanzar el equilibrio.

– La boca del orco: lo más impresionante del lugar y parada obligatoria para tomar una foto. Una enorme cabeza petrificada en un grito de dolor, sobre cuyo labio superior está grabado «Ogni Pensier Vola» («todo pensamiento es fugitivo»). La cara desfigurada del orco se abre para que el visitante pase hacia sus entrañas.

¡Aquí os dejo un pequeño vídeo con más detalles y lugares perdidos en este impresionante lugar! ¿Es o no un lugar perfecto para una sesión de fotos?

Salvador Dalí: una vida surrealista

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Salvador Dalí se ha convertido en un icono, eso es innegable. Este artista español (Figueres, 1904 – Púbol, 1989) nació en una familia burguesa entristecida por la muerte de su anterior hijo, llamado Salvador. Y a los padres no se les ocurrió otra cosa mejor que ponerle el mismo nombre al nuevo niño. Como es normal, esto marcó mucho al artista posteriormente, quien llegó a tener una crisis de personalidad, al creer que él era la copia de su hermano muerto. Premio a los padres del año, sin duda. Cuando nuestro artista tenía cinco años, sus padres lo llevaron a visitar la tumba de su hermano y le dijeron que él era su reencarnación. En serio… ¿por qué nadie les quitó el carnet de padres a estos señores?

«A los tres años quería ser cocinero. A los cinco quería ser Napoleón. Mi ambición no ha hecho más que crecer y ahora es la de llegar a ser Salvador Dalí y nada más. Por otra parte, esto es muy difícil, ya que, a medida que me acerco a Salvador Dalí, él se aleja de mí» Salvador Dalí

-Infancia y adolescencia

A los 12 años, un Dalí preadolescente descubrió la pintura contemporánea y quedó fascinado. Con 14 participó en sus primeras exposiciones, recibió un premio de la Universidad y consiguió editar con unos amigos una revista mensual dedicada al arte. Yo también me hubiera crecido, no sé vosotros. Sin embargo su suerte dio un vuelco cuando Salvador cumple 16 años: su madre muere de cáncer de útero, y la hermana de ésta se casa con su padre poco después de enterrarla. Dramón de telenovela. Salvador Dalí y su pequeña hermana no aceptaron esta nueva situación, y seguramente ahí empezó a romperse la ‘idílica’ relación familiar.

«[la muerte de ella fue] el golpe más fuerte que he recibido en mi vida. La adoraba. No podía resignarme a la pérdida del ser con quien contaba para hacer invisibles las inevitables manchas de mi alma…» Salvador Dalí.

A los 18 años se marchó a Madrid para comenzar sus estudios de Bellas Artes y allí empezó a llamar la atención por su carácter excéntrico: larga melena con patillas, gabardina, medias y polainas al estilo de los artistas victorianos. Un sex symbol, vamos. Empezó a tantear el cubismo y el dadaísmo, influencia que lo marcó de por vida. En la residencia también trabó una apasionada relación con el joven Lorca, pero Dalí terminó rechazando los amorosos reclamos del poeta. La historia de su temporada universitaria acaba con la expulsión antes de sus exámenes finales, cuando no se le ocurre otra cosa que ponerse a gritar que allí no había ningún profesor que estuviera a la altura de corregir sus obras.

Salvador Dalí - Sueño causado por el vuelo de una abeja

Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada segundos antes de despertar

Así que se fue a visitar París, con la suerte de que allí conoció a Pablo Picasso. En aquella época, Dalí se dejó crecer su típico mostacho que imitaba al de Velázquez, y que se convertiría en uno de sus distintivos personales el resto de su vida.

– Llegando a la segunda Guerra Mundial

Desde 1929, Dalí estuvo en contacto con el director de cine Buñuel, con Picasso, Joan Miró…  y conoció a su musa y futura esposa, Gala. Ella era una inmigrante rusa que tenía 11 años más que él. Se introdujo de lleno en el surrealismo, creando el método paranoico-crítico el cual, según se decía, ayudaba a acceder al subconsciente.

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“Mercado de esclavos con busto invisible de Voltaire”

En cuanto a su vida personal… bueno, la relación con su padre estaba casi rota. Su progenitor condenaba que Salvador estuviera enamorado de Gala, consideraba que los artistas con los que se relacionaba eran unos degenerados… cosas típicas. La tensión fue en aumento hasta que se produjo un enfrentamiento donde llegaron a las manos: Dalí había publicado en prensa un dibujo de un Sagrado Corazón donde se leía: «En ocasiones, escupo en el retrato de mi madre para entretenerme». Ultrajado, su padre lo desheredó, lo echó violentamente de casa y le prohibió volver a pisar el pueblo. Salvador Dalí describió cómo en el curso de este episodio le presentó a su padre un preservativo usado conteniendo su propio esperma, con las palabras: «Toma. ¡Ya no te debo nada!». Hale, para que luego digan. Acto seguido se casó con Gala por lo civil.

En 1931, con 27 años, Dalí pintó uno de sus cuadros más famosos: La persistencia de la memoria

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La persistencia de la memoria: Cada uno de los relojes marca una hora diferente, insinuando la relatividad del concepto ‘tiempo’. Hay una roca sobre la que descansa uno de ellos que, además, parece tener cara. Es un autorretrato del propio Dalí, sobre una roca real de Creus. El aspecto blando hace que parezca que se funde, recuerda la propia mortalidad. Sobre otro reloj hay una mosca que recuerda a la muerte y a la frase ‘El tiempo vuela’… ¿sabéis que Dalí se ponía azúcar de dátiles para atraerlas, y pintaba con el zumbido de las moscas dentro de su boca? En cuanto a las hormigas… Dalí descubrió horrorizado de niño que su murciélago estaba siendo devorado por un grupo de hormigas. Están pintadas como si las viéramos desde arriba, y nos recuerdan a la putrefacción y de nuevo a la muerte.

Pero hay otra cosa que hizo Dalí, y eso fue no mojarse. Aunque la mayor parte del surrealismo se había adscrito a ideas políticas de izquierda, Dalí mantenía una posición ambigua en cuanto a activismo político. Los líderes del movimiento surrealista lo acusaron de defender lo irracional del fenómeno hitleriano, acusación que él intentó desmentir. Dalí insistía en que el surrealismo podía existir en un contexto apolítico, y se negó a denunciar públicamente el régimen fascista alemán. Éste y otros factores le hicieron perder su prestigio entre los artistas, y tras una especie de juicio surrealista fue expulsado del movimiento. A esto, Dalí respondió con su célebre réplica, «Yo soy el surrealismo». Y se marchó más chulo que un ocho a Nueva York. 

Allí se refugió de la II Guerra Mundial que había estallado en Europa y lo arrasaba todo, Dalí volvió al catolicismo y se dedicó a escribir y realizar ilustraciones para diferentes libros. Además, se sometió a un exorcismo y abandonó un poco el arte para centrarse en diseñar objetos comerciales con los que ganar más dinerillo.  ¿Sabéis que pensaba hacer una película con Walt Disney? Este dato es poco conocido, y finalmente no se llevó a cabo por la falta de financiación. Aquí tenéis una idea de cómo iba a ser, rescatada por el sobrino de Walt en 1999.

El corto cuenta la historia de Chronos, la personificación del tiempo, al que le era imposible sentir amor por un mortal por mucho que lo deseara. El argumento de la película fue descrito por Dalí como «una mágica visión sobre el problema de la vida en el laberinto del tiempo».

– Volviendo a España

Con la dictadura de Franco Dalí decidió volver a España… lo que a los artistas y pensadores no les hizo ninguna gracia y volvió a ser blanco de críticas por fascista y oportunista. Estamos ya en el final de su carrera. Dalí volvió al arte en esta época, desarrollando nuevos procesos y medios experimentales. Se interesó por la ciencia y las matemáticas, por crear  temas en sus pinturas y por hacer retratos en cuernos de rinoceronte (Un poco loco sí estaba, sí… además de que con estas extravagancias no hizo ningún bien a una de las especies animales más dañados por la caza furtiva).

 [Según el artista, el cuerno de rinoceronte significaba la geometría divina, y aquí lo vemos hablando de estos seres en la película Medianoche en París, de Woody Allen]

Durante la posguerra abundan en sus obras las ilusiones ópticas, así como el imaginario de la ciencia y la religión. Se obsesionó un poco por las bombas nucleares y sintetizó la iconografía cristiana con la era nuclear creando imágenes en descomposición relacionadas con la física nuclear, como en Crucifixión o El Torero Alucinógeno.

torero alucinogeno

Torero alucinógeno” En este cuadro Dalí esta representado como el niño en el desierto. Otra imagen de España es el toro que está muriendo. Gala está mirando todo que está pasando en el cuadro. También, hay un perro cerca de un lago que es la sangre del toro. El toreador está arriba y es parte de la Venus de Milo.

Experimentó con el teatro, los anuncios televisivos, diseños de logotipos para empresas (¡el de Chupa Chups es suyo!), campañas publicitarias… ay, poderoso caballero es Don Dinero.

 Afectado por el Párkinson a causa de un cóctel de fármacos que dañó su sistema nervioso, Dalí fue perdiendo el control de sus manos. Y con la muerte de su esposa perdió las ganas de vivir. Parece ser que intentó suicidarse un par de veces, pero siempre lo salvaban unos u otros. Finalmente murió a causa de una parada cardiorrespiratoria en Figueras, con 84 años, oyendo su disco favorito.

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Bueno… como último apunte… Se ha denunciado que Dalí fue obligado por algunos de sus «cuidadores» a firmar lienzos en blanco que serían vendidos tras su muerte como originales, tras ser pintados por imitadores. Estos rumores más que fundados hicieron que el mercado del arte se mostrase escéptico con las obras atribuidas a Dalí durante su última época. No se puede uno fiar de nadie…

Giuseppe Arcimboldo: de lo que se come, se cría

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El otro día me dio por buscar en la biblioteca de mi universidad algunos libros que me sirvieran de inspiración para crear nuevas entradas, pues aunque tengo pensadas algunas que me parecen interesantes (sobre Gauguin, del que hablamos aquí, pero también de Klimt o algún despiece de cuadros de locos) no quiero desvelarlas todavía. El caso es que me puse a mirar libros y libros hasta dar con un tema que me interesara o me resultara suficientemente anecdótico como para dedicarle unas palabritas. Y para mi sorpresa, en uno de ellos aparecía esta imagen:

El jardinero

«El hortelano» o «El jardinero»… nos muestra los distintos alimentos que se han cosechado.

Confieso que en un primer momento pasé la página sin fijarme, y ya había llegado a la siguiente cuando mi cerebro dijo: «eeeh, un momento«. A mi no suelen llamarme mucho la atención los bodegones, pero hubo algo raro al pasar la vista sobre este cuadro que hizo que el sentido arácnido se me disparase. No sabía exactamente qué era… si el rábano, o las setas, o la cebolla, pero algo había ahí que me olía a chamusquina. Supongo que los más sagaces ya lo habréis captado.

Esta obra de óleo sobre tabla es de un tipo italiano que se llamaba Giuseppe Arcimboldo (pobre) que vivió en el siglo XVI y cayó en el olvido durante mucho, mucho tiempo, hasta que fue «redescubierto» nada más y nada menos que por Salvador Dalí. Algo bueno tenía que tener el hombre para que Dalí se fijase en él, digo yo. Pues sí. Arcimboldo (pobre) era famoso por sus retratos. ¿Sus retratos? ¿Pero no estábamos hablando de un bodegón o algo así? … ¡Ah, amiga! Que ya lo veo todo claro, que este tío nos la quería colar. Y es que, si le damos la vuelta a su pintura en 180º, quedaría así…

El jardinero (1)

¿Soy o no soy un buen mozo digno de casar?

Arcimboldo fue un genio de la originalidad, cuyas grotescas composiciones alegóricas son consideradas como las primeras obras surrealistas -conocidas- de la Historia, y además propició la llegada de nuevos estilos de pintura en el lejano S.XX. Él inventó un estilo de retrato manierista en el que los rostros humanos estaban compuestos por agrupaciones representativas de animales, flores, frutas y toda clase de objetos, que tenían (la mayor parte de las veces) una relación específica con el retratado… ¡tanto para bien como para mal! Por ejemplo, no me digáis que aquí quería unir al personaje con unos valores morales impolutos:

Arcimboldo - (15)

He aquí que la frase hecha «de lo que se come, se cría» alcanza su máxima expresión. Este tío, como Arcimboldo atestiguó, era un maldito cerdo y debía pasar a la Historia como tal.

Arcimboldo usaba su estilo para crear retratos satíricos de personajes reconocidos, de aristócratas y cortesanos, así como ensalzar a otros asociándolos con objetos que son «bien vistos» o transmiten sensaciones positivas. En cuanto a su vida, destaca que fuera empleado por el emperador alemán Fernando I como retratista real. Además de pintar a la familia imperial, también se encargaba de planificar las fiestas y espectáculos de alto copete para la corte, realizar ingenios mecánicos y asesorar al gobernante en sus colecciones e inventos. Era un hombre multitarea y, además, debía de ser la monda. Aún así, sus piezas no lograron demasiado éxito, y la crítica las consideraba graciosas o simplemente «populares», o incluso llegó a despertar odios hacia su pintura porque los más refinados la consideraban de mal gusto, obscena e impertinente… hasta que llegaron los surrealistas y le dieron un merecido reconocimiento por su ingenio y su juego visual.

Este pintor permanecía fiel a la visión filosófica y artística de su tiempo. Por ejemplo, uno de los procedimientos del poeta Cyrano de Bergerac consiste en tomar una metáfora del lenguaje, lo más trivial posible, y explotar sus posibilidades hasta el infinito en un sentido literal. Por ejemplo, si se dice «morir de pena», Cyrano crea una historia en la que un condenado a muerte es obligado por los verdugos a escuchar música tan triste que se acaba muriendo de pena por su propia muerte. Podemos decir que Arcimboldo hace lo mismo: si una persona compara unas «mejillas rojas» con «como un tomate», él pintaría dos tomates en lugar de dos mejillas. Y si dicen que tenía una nariz como una patata, pues una patata que pone en el lienzo. La metáfora gira sobre sí misma hasta crear una imagen surrealista a la par que divertida.

Esta idea ha dejado curiosas obras artísticas o no. Ahora mismo se me ocurre un par… No he conseguido encontrar el anuncio de Frenadol, pero me acuerdo que de pequeña me horrorizaba, porque según nombraba al protagonista se le iban convirtiendo las partes del cuerpo en lo que le nombraban: «¿sientes los ojos como dos tomates? ¿La nariz como un pimiento? ¿Y la cabeza a punto de explotar?» PUM!!! y explotaba la cabeza como un globo. Yo tenía pesadillas con ese anuncio, confieso. Una vez soñé que le pasaba a mi madre y que me perseguía su cuerpo descabezado por toda la casa. Un drama.

Otra imagen es el alien-berenjena, qué simpático.

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Pues eso, desde aquí os invito a que os metáis en la cocina y hagáis alguna especie de collage con los restos de la ensalada. Que seguro que queda resultón.

GALERÍA DE IMÁGENES

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«El profesor de Derecho»

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Aire

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Fuego

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Agua

Giuseppe Arcimboldo - Earth

Tierra

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Las cuatro estaciones

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Alegoría del Verano

Alegoría de la Primavera

Alegoría de la Primavera

Flora

Flora